La herida de Enohelia Mojica hiere a la mirada como la punta hiere a la placa y queda estampada en nuestra memoria. En la obra de Mojica se replantean geografías, se hace notoria la añoranza, la preocupación por los lugares que han sido destruidos por la sobre población olvidados, o vistos con naturaleza por la misma cotidianidad o falta de religiosidad a su biodiversidad . Enohelia, ataca a la memoria como ataca a la placa; con trazos minuciosos reconstruye naturalezas urbanas, tizicas selvas de concreto y hace notar una nueva re-forestacion, el cambio de arboles por postes en estampas de una gran belleza estética. Con un casi fotográfico logra definir paisajes urbanos, marginaciones territoriales, necesidades humanas de acomodos en barrancas que se convierten en una especie de " neo complejos habitacionales de indignación" en ruinas del posmodernismo en un aguafuerte complice de la historia que con la imagen se cuenta y que el habitante aledaño vuelve a valorar el estado critico en el que se encuentra nuestro habitad. Con un ojo ávido de escudriñar las lineas ya mordidas en las placas, Enohelia con aciertos y descontentos re-trabaja la placa, la re-enamora, para salir siempre airosa con una estampa limpia, de gran manufactura en la que cualquiera se pudiera ver reflejado en su visión como el corte oblicuo de su bisel, limpia barranca que habita en su papel.
Si, observaran minusiosamente el trabajo en los cuadros, se daran cuenta de que son trazos muy pequeños.
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